En la mitología hindú la figura de Ganesha es de enorme importancia; múltiple en significados y simbolismos que expresan un estado de perfección, así como los medios para obtenerla.
Se cuenta que cierto día, estaba Shiva meditando fuera de casa; Parvatí, su esposa, decidió tomar un baño y temiendo ser importunada por algún desconocido, con su propia piel creó un espléndido joven para que cuidase la entrada de la caverna en la cual vivían. Cuando Shiva retornó, se encontró con este desconocido guardián impidiéndole la entrada. Furioso entonces, Shiva emanó desde su entrecejo un rayo de luz tan poderoso que sesgó la cabeza del joven. Pero, al enterarse que éste era una creación de Parvatí, salió rápidamente en busca de una solución, para consolar a su amada esposa. Shiva, que no pudo encontrar la cabeza, le pidió a sus guardianes, los Ganas, que trajeran la cabeza de la primer criatura viva que encontraran. Trajeron la cabeza de un elefante bebé, Shiva la colocó en el cuerpo y le dio vida de nuevo; lo llamó Ganesha, el Señor de los Ganas. Lo reconoció como su hijo, le dio poderes, entre otros, el ser Guardián de las Puertas, así también, ser el Señor de la Inteligencia, la Sabiduría y la Fuerza, que permiten superar todos los obstáculos.