miércoles, 28 de octubre de 2009

êkagrata




El punto de partida para llegar a la meditación es la concentración de la mente en un punto, un objeto en el cual todos los pensamientos confluyan, encauzando el torrente mental en una continuidad firme y unitaria. Este punto puede ser la llama de una vela, una estrella, un sonido, un pensamiento metafísico, el fluir de la propia respiración, etc. Este esfuerzo por dominar las fluctuaciones de la mente es el primer objetivo del yogin. La búsqueda se centraliza en silenciar los pensamientos fijando una y otra vez la atención en el objeto de concentración, con lo que ese fluctuar se reduce lentamente a un pequeño círculo. Al principio, la mente se resiste y busca cada vez motivos nuevos de dispersión, pero a través de la práctica se logrará aumentar el tiempo de focalización.
La meditación nos permite comprender que la fuente del verdadero bienestar se encuentra en nuestro interior, que la felicidad y la paz no están en los objetos externos, que indefectiblemente son efímeros. Por la meditación podemos encontrar el modo de vivir en paz.

3 comentarios:

Carolina Häus dijo...

bien explicado, clarito, clarito!

Patricia dijo...

manos a la obra, entonces!

Carolina Häus dijo...

ah, eso ya es otra cosa! jajaja!
Abrazos! :)